Tercera vez en menos de 4 meses
que la seguridad de mi familia se ve violentada. Esta vez le tocó el turno al
auto.
La vez que entraron a robar a mi
casa, entre las muchas cosas que se robaron, se llevaron también la copia de la
llave del auto de mi mamá y la copia de la llave del traba volantes. Desde
entonces, hemos tomado medidas de seguridad de forma casi obsesiva, tanto para
proteger el auto, como para proteger las pocas cosas que hemos podido recuperar
entre tanto. Cuando pensaba en la cantidad de medidas que estábamos tomando, en
algún momento me pregunté si no serían demasiadas. Pero después de lo que pasó
ésta madrugada, aprendí que no son solo necesarias e importantes, sino que
imprescindibles. De hecho, fueron éstas medidas de seguridad al borde de la
persecución y obsesión las que nos salvaron de perder el auto.
Anoche nos acostamos tarde, tipo
2 de la madrugada. Hoy despertamos, y el auto estaba abierto y el manubrio maltratado.
Los ladrones habían intentado sacar los traba volantes, pero como los habíamos
cambiado, fracasaron. Sin embargo, como si se estuvieran riendo de nosotras, e indicándonos
que no se han olvidado de nosotros: ahí la dejaron, la copia de la llave del
antiguo traba volantes.
El símbolo de la llave es lo que
más me conmociona. Por suerte el auto está bien, como tenían las llaves no lo
forzaron demasiado, y aunque maltratado, el manubrio todavía sirve para manejar.
Sin embargo, lo que más me impacta es que los MISMOS hijos de puta que entraron a mi casa, la violaron, y
se robaron todas mis malditas cosas, volvieron.
No fue suficiente para ellos con robarse todo
lo que teníamos, todavía venían por
más. Y sin reparo alguno volvieron a entrar a nuestra propiedad, nuestro
patio, e intentaron robarse nuestro auto mientras nosotras dormíamos plácidamente,
sin enterarnos de nada.
La peor parte es que todavía podrían volver, otra vez, a
intentar arrebatarnos lo poco que nos queda, porque todavía tienen las llaves
del auto.
La sola idea me revuelve las
tripas.
Sospechamos de unos vecinos.
Desde que llegaron, a cada una de las casas de mi barrio han entrado a robar,
aunque la nuestra ha sido la más perjudicada. Anoche tuvieron fiesta, todavía
tienen los globos colgados en el portón, y con mi mamá sospechamos que en medio
de la borrachera, se les ocurrió venir a entretenerse. Aparte del auto, aparentemente
también intentaron forzar la puerta de la casa, aunque al parecer con menos
ahínco.
Además del sentimiento de
invasión, la parte más terrible diría que es el sentirse completamente desprotegida, especialmente por la ley de tu país.
Por un instante sopesamos poner cámaras, pero después pensamos ¿de qué sirve?
Total, en el mejor de los casos lograríamos meter preso a uno, pero después
todos sus amiguitos vendrían a cobrar represalias quién sabe de qué formas.
¿Qué hacer? No se puede hacer
casi nada. Y tengo miedo, porque nada indica que las cosas no se puedan poner
peor todavía. Todavía tienen las llaves del auto, todavía pueden querer volver
por más. Y a veces temo que entrar a nuestra casa se haya transformado en una
entretención para estas personas. Si les entretiene disparar por el pasaje en
Navidad, nada indica que no les entretenga entrar a casas ajenas a perturbar
existencias. Ya no solo me preocupa que vuelvan a entrar a robar a la casa a
pesar de todas las medidas de seguridad que hemos tomado, ya no solo me
preocupa que se roben el auto, sino que me preocupa que entren a mi casa mientras
yo o mi mamá estemos acá. Que le hagan daño a mis gatos, que nos hagan daño a
nosotras.
El tema de las llaves me pareció
digno de una película de terror, porque significa que nos recuerdan. Recuerdan
el botín que se llevaron de acá, nos tienen en mente, sopesando el momento para
volver por el auto. Y como hoy no les funcionó, se rieron de nosotras, nos restregaron
por la cara lo victoriosos que huyeron la vez pasada y nos recordaron que
todavía tienen poder sobre nosotras.
El verme a mí y a mi familia
envuelta en una situación semejante, no puede menos que repletarme de terror,
odio, impotencia y desesperanza.
Me encantaría decir “espero no
volver nunca más con un post de este tipo”, pero ya no sé si lo espero
realmente. A veces pienso que quizá espero más bien lo contrario, que ya estoy preparándome
para que esto vuelva a pasar, para que vuelvan por el auto, y quién sabe con
qué otra intención más. Ya no sé qué pensar. Solo sé que tengo miedo, por la
integridad física de mis seres queridos, mis gatos, y los bienes que mi familia
ha adquirido con esfuerzo.
El peor sentimiento de todos es
tener miedo en tu propia casa. Ojalá las autoridades se preocuparan. Pero
pedirle a las autoridades que se preocupen por algo es como pedirle a los
elefantes que vuelen.
Cuídense mucho todos, aprecien el
cobijo de sus hogares mientras sientan que los cobija, y escondan sus bienes
más preciados de poder hacerlo.