Después de un periodo entre
horroroso y poderosamente emocional, gracias a la ayuda de muchas bellas
personas, podría decir que finalmente me encuentro de regreso en lo mío. El
domingo pasado volví de 10 días hermosos en el norte de Chile, los cuales me
sirvieron para relajarme, disfrutar mucho, pensar,
reflexionar, refrescarme tanto física como mentalmente, y leer. Durante mi
estadía en el norte reencaucé mis proyectos, me terminé dos libros, visité a mi
mejor amiga en su ciudad natal, y actualmente me siento repleta de energía y
entusiasmo para seguir leyendo, escribiendo, construyendo, opinando y dejando
atrás todo lo malo, especialmente considerando la oportunidad de iniciar con
fuerza un nuevo ciclo (año). Tomé además muchas fotos análogas que mañana iré a
recoger al centro de revelado, por lo que espero poder compartirlas con ustedes
pronto. Y tengo además mucho que opinar sobre asuntos literarios.
Antes de dejarme de rodeos cursis
e ir al grano, quisiera desearles a todos un muy feliz año nuevo. No soy una persona demasiado supersticiosa y
creo que absolutamente cada momento es propicio para dar un nuevo inicio, sin
embargo, siendo realistas, por algún motivo (social, quizá) Año Nuevo nos hace
sentir esa oportunidad con más fuerza, por lo que los invito a aprovechar esa
oportunidad e iniciar este nuevo ciclo con un espíritu positivo.
Terminando esta cursi
introducción de inicio y fin de un ciclo, hoy les traigo sin más rodeos la tan
pendiente crítica del libro Never Let Me
Go.
En primer lugar, mi
lectura de Never Let Me Go fue ligeramente atípica (lo que vuelve escribir esta
crítica todavía más difícil) porque vi la película antes de leer el libro. Esto
es algo que me ha ocurrido muy pocas veces, y si bien muchas veces las películas
me han gustado, hace tiempo que no me gustaba tanto una película. Recuerdo
que un día me enteré de la trama y la encontré tan brutalmente fascinante que
no me aguanté y vi la película primero. La película es espectacular. Al menos a
mí me encantó. No soy una persona demasiado docta en lo que a cine respecta,
pero consideré que tanto los actores, como la fotografía, como la atmósfera
creada eran espectaculares. Sin mencionar la trama inmediatamente atractiva.
Para los que no saben de qué trata Never Let Me Go, es una
historia de ciencia ficción contextualizada en los 90’s que narra las
experiencias de un grupo de jóvenes que son criados en un internado especial,
el cual los prepara tanto física como psicológicamente para donar sus órganos
antes de alcanzar la completa adultez. Por lo mismo, en el corto plazo en el
que se ven obligados a llevar la vida de personas casi normales, sufren de las
angustias de la vida (y la adolescencia/juventud) con el constante agravante de
un plazo vital minúsculo y la amenaza de la muerte, sazonada con la insensibilidad
del resto de la humanidad.
Esta situación de que una
película-basada-en-un-libro me gustara tanto jamás la había experimentado, por
lo que a ratos temo que mi impresión del libro estuviese demasiado influenciada
por lo mucho que me gustó la película. A pesar de todo, siempre intento ser lo
más objetiva que puedo, pero ni con toda esa objetividad el libro me satisfajo.
Vamos por partes. Never Let Me Go es un buen libro. De
ciencia ficción atípica, destacable, bella narración, bellos escenarios, buena
descripción de personajes y escenarios, y de particularmente notable
creatividad. Tal y como menciono en mi comentario sobre la creatividad extranjera/asiática, la creatividad del libro es
refrescante, entretenida, y en mí, como lectora occidental de literatura
occidental, se sintió especialmente creativa.
Sin embargo, acá es dónde no pude
evitar hacer las comparaciones con la película: En la película, los
protagonistas son entrañables. Son personajes nobles, admirables, queribles,
especiales, de emociones particularmente fuertes. Sin embargo, en el libro son
mucho más mundanos, desinteresados y apaciguados. Es probable que por éste
motivo los personajes del libro sean más realistas, sin embargo, no produjeron
en mi esa simpatía y empatía especial que al final de la película (y no del
libro) me hizo llorar como niñita. En el libro los personajes son mucho más
pasivos, lo que puede que sea una consecuencia realista de la crianza que
reciben en el susodicho internado, sin embargo, todas estas características
realistas generan – o podrían generar, al menos lo hicieron en mi – una eventual
distancia con el lector.
Eso sí, hay otros detalles que en
el libro son explotados de mejor forma que en la película, sin embargo, son
detalles u eventos tan circunstanciales, que aunque bellos, no me permitieron
terminar satisfecha con el libro.
No puedo dejar de preguntarme cuál
habría sido mi opinión si hubiese leído el libro antes de ver la película, pero
siendo una circunstancia completamente imposible de modificar, será mejor dejar
de pensar en ello.
Considerando la calidad literaria del libro y que es el favorito de muchas personas respetables, sin duda recomendaría leerlo y mejor todavía si alguien que no haya visto la película pudiese darme su opinión. Sin embargo, después de que lo lean, les recomiendo completamente que vean la película solos en su pieza y que desahoguen absolutamente todas sus penas con la película porque, algo que no mencioné anteriormente, película o libro, Never Let Me Go es una de las historias más tristes que he conocido.
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