Anoche me terminé "Lolita" de Vladimir Nabokov y antes de
proseguir con mi siguiente libro a leer (el cual todavía no decido, hay tanto pero
tanto que leer) pensé que sería mejor hacer una crítica, o al menos una
observación, un pequeño comentario de qué me pareció el libro.
Me gustaría comenzar diciendo que es un
buen libro, y que sí, sin duda vale
la pena que lo lean. No llevaba ni 20 páginas y ya me había hecho una
hermosa primera impresión de la narrativa de Nabokov. Casi me dio un ataque
cuando me enteré que el libro había sido escrito en Inglés y yo lo estaba
leyendo en español pensando que el original estaba en Ruso, sin embargo, doy fe
de que la traducción que al menos yo leí era muy buena (la comparé con el
original en Inglés) y, por ende, lo que se lee en la traducción al español no
es la habilidad del traductor (cosa que temo con frecuencia en todos los libros
traducidos) sino puramente de Nabokov. Su prosa es fascinante, limpia, bella,
directa, con la cuota precisa de breves metáforas y analogías que no hacen más
que embellecer la lectura, y no desvían ni confunden la atención (me incomoda
la literatura pretenciosa, de dramática simbología por las ramas).
Respecto a la trama, también es interesantísima, especialmente para quienes
disfrutamos de lo bizarro, lo demente, lo psicopático y lo enfermizo, más aún
cuando está planteado de una forma paradójicamente hermosa. Para quienes no conocen muy bien la trama
de Lolita, es la historia de un cuarentón perturbado, que se enamora (u
obsesiona, o ambos, depende de la perspectiva) de una niña (no alcanza para ser
llamada "jovencita") de 12 años.
Advertencia, en adelante:
- Spoilers
- Alusión a la película de
Lolita
- Alusión a qué tanto hay de
cierto en que Nabokov se parece al narrador de Lolita
Al principio conocemos a Humbert Humbert, un hombre de personalidad
sofisticada, culto, atractivo, de un comportamiento aparentemente irreprochable.
Y que además tiene un nombre interesante, de diversos significados y con el
cual Nabokov se da el gusto de jugar libremente. Al principio, a pesar de su aparente comportamiento correcto y europeo (termino con el cual se describe
numerosas veces el comportamiento de Humbert), podemos notar que lejos de los
bellos eufemismos que utiliza Nabokov para describirlo, es un pedófilo inocuo.
¿Pedófilo inocuo? se preguntará usted. Parece un término contradictorio y poco
veraz, sin embargo, si lee el libro podrá darse cuenta que al principio,
Humbert parece ser efectivamente esto. Un hombre ligeramente (¿ligeramente?)
perturbado, que gusta gozar de niñitas, sin embargo, preocupado de que su
comportamiento no genere consecuencias en las niñas fruto de su placer. Es
decir, observándolas, mediante caricias que ellas no están conscientes de estar
dando, mientras están dormidas, o sencillamente mientras ellas no se dan por
aludidas de nada de lo enfermizo que ocurre a su alrededor. Grotesco, pero
inocuo si lo mira desde una perspectiva literal. Sin embargo, es después del primer tercio del libro que se revela
la verdadera identidad de Humbert, la cual nos permite descubrir por nosotros
mismos la verdad de que ningún pedófilo
es inocuo. Expresiones como "mi princesa", "mi amor",
"mi pequeña nínfula", "mi amada", después del primer tercio
del libro pasan a ser "mi pequeña cautiva", "mi
niña-esclava", "mi putilla". Es cierto que Lolita inicia la seguidilla de
eventos que terminarán en catástrofe, pero si lee el libro, podrá darse cuenta
que Lolita actúa permanentemente bajo una lógica infantil de la cual Humbert,
adulto, abusa de la misma forma en la que abusan los violadores y los
psicópatas. ¿Era Lolita sexualmente precoz? quizá sí, pero el hecho de ser
sexualmente precoz o activa no la volvía menos niña. ¿Es Humbert un abusador,
un violador, una criatura repugnante y de comportamiento reprochable? Sin duda,
sí.
Ahora vienen la pregunta debatible ¿Estaba Humbert enamorado? en mi
opinión, no lo estaba. Estaba obsesionado, estaba loco y sentía un enorme
cariño por Lolita, pero no estaba enamorado. Tal y como muchos de nosotros
podemos sentir cariño por un objeto, una antigua muñeca, una radio, una prenda
de vestir, Humbert sentía cariño por el objeto sexual que hizo de Lolita. Cariño
que vemos manifestado cuando no la mata, cuando tampoco mata a su marido,
cuando le regala una ridícula cantidad de dinero. Sin embargo, y a pesar de lo
subjetivo que considero el concepto "amor", me atrevería a decir que Humbert
no estaba enamorado y jamás podría sentir amor por nada ni nadie. Humbert tenía
el alma podrida. El alma de un poeta, un alma interesante, atractiva, pero
podrida, muerta.
¿Qué más puedo decir del libro? Aludir
brevemente a la película. La verdad verdad es que todavía no he visto
ninguna de las películas que se han hecho basadas en el libro. Quiero ver la de
Kubrick por el solo hecho de ser dirigida por Kubrick (tengo bastantes
expectativas, espero que no me decepcione). Sin embargo, según he averiguado
con personas que sí vieron las películas, ambas son mucho más suaves que el
libro. Según entiendo, en ambas películas se podría llamar a Lolita "una
joven coqueta y seductora", de entre 14 y 16 años. Sin embargo, en el
libro, nones, Lolita es una niña, y
no tiene nada de seductora ni de coqueta. La Lolita del libro sencillamente es. Es extrovertida, grosera, atrevida,
juguetona (incluso sexualmente, como dije previamente) pero no es coqueta. Su
lógica es la de una niña en cuya mente no caben los conceptos ni de seducción
ni de coquetería. No al menos hasta que ya está todo hecho entre ella y
Humbert.
¡Ah sí! un tema de debate. Muchos dicen que Lolita está tan bien narrado,
con detalles tan maravillosos e impensados, que se sospecha que Nabokov mismo habría sido un hombre que disfrutaba contemplando
pequeñas nínfulas. Lo que es yo, después de leer este libro, me sumo al grupo
de personas que opinan de esta forma. No digo de ninguna manera que Nabokov fuese
un pedófilo y violase y raptase y arruinase vidas de niñitas, sin embargo,
sospecho que fue una especie de Humbert reprimido durante toda su vida. Puede
que no estuviese obsesionado por las niñas, pero sí que provocaran cosas
tradicionalmente consideradas incorrectas en él. El libro efectivamente posee
detalles demasiado específicos, demasiado particulares, como para que alguien,
siquiera de la genialidad de Nabokov, pudiese haberlos sacado de una mente
pura. Es por lo mismo que, creo, para las personas que gustan de estudiar las
mentes de personas perturbadas, podría resultar interesante leer este libro. Y
para las que no, también.
Sin duda recomiendo este libro. Un clásico, espectacularmente narrado, con
una trama interesante aunque brutal. Sirve para reafirmar valores y despertar
el pensamiento crítico. Léalo.
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