Tal y como lo sospeché a finales del año pasado, este 2015 ha estado duro. No malo, desde que aprendí a contemplar las dificultades como retos y oportunidades de aprendizaje en lugar de desgracias creo que no volveré a tener un año “malo”, pero incluso con la mejor de las actitudes no he podido dejar de ser humana: una ensalada de huesos, órganos y muchísimas emociones.
Antes de proceder a contarles un
poco en qué he estado, qué me ha tenido tan cansada, tan estresada y
ligeramente desaparecida de mis redes sociales (esta será, evidentemente, una
entrada personal por lo que los invito a volver otro día en caso de que esto
les parezca muy aburrido) quisiera contar que no todo ha estado tan mal y que,
al contrario, uno de los conflictos que más me atormentaba durante una de las
últimas veces que actualicé el blog se ha resuelto.
Soy una persona que se conoce muy
bien, reflexiono con frecuencia sobre todo lo que me ocurre o siento e invierto
bastante de mi tiempo conversando conmigo misma. Por lo mismo, el que durante
el verano me atormentara la sensación de que había una porción de mi persona
que desconocía y que necesitaba desesperadamente conocer
me tuvo bastante tiempo muy confundida, angustiada y repleta de preguntas. La
exploración de las áreas sin descubrir de mi persona se dio, también, sumergida
en una serie de circunstancias que terminaron siendo muy dolorosas, por lo que
mi verano fue difícil, tuve que pelearla harto.
Sabía que lo único que resolvería
mis interrogantes internas de principios de año sería el tiempo, pero
considerando que soy una persona ansiosa, fue complicado asumir que tendría que
esperar. Sin embargo, al final, tal y como había sido pronosticado, el tiempo
curó y aclaró. Después de algunos meses me hallo en condiciones de decir que
todas las piezas calzaron de forma armónica y que todas mis dudas y temores
decantaron en una de las certezas más bonitas, coherentes y satisfactorias de
mi vida.
Siempre sentí que este día
llegaría, y aunque lo hizo de forma ligeramente (bastante) dolorosa, el sentir
que te conoces mejor y que por fin puedes vivir de forma coherente con quién
eres es impagable. Hoy puedo afirmar que me siento una persona más completa, más sabia y más feliz,
independiente de mis circunstancias. Aunque la historia es un poco triste, lo
que me pasó fue muy bonito y – sospecho – algo con lo que muchos podrían
sentirse identificados, por lo que espero poder narrarles la historia completa
pronto. Lo único de lo que quiero asegurarme es que todas las heridas hayan cerrado
y no corran el riesgo de reabrirse.
![]() |
Aquí yo quejándome por twitter, como siempre. |
Estoy cansada y últimamente tengo
muchísima menos tolerancia a todo lo que se relacione con mi carrera. Después
de casi cuatro años sumergida en una actividad que no me apasiona, incluso las
acciones más simples como levantarme o caminar hacia la práctica se han
transformado en partos, y si bien la certeza de que este es mi último año es
alentadora, el sentir la libertad tan cerca pero tan lejos ha sido una tortura.
Es por todo lo anterior que quiero que se termine el año pronto: quiero por fin
tener la libertad de escoger lo que realmente quiero hacer, quiero por fin
comenzar a invertir la mayor parte de mi tiempo en algo que me apasione y
quiero por fin salir de esta ambiente en el que no puedo ser quién realmente
soy. Este ambiente en el que tengo que adherirme exageradamente a normas
sociales e inculcar valores y actitudes que distan tanto de los míos.
Como decía anteriormente, las
dificultades médicas por las que está pasando actualmente mi papá también han
sido tema. Lo que comenzó como una mera operación ha terminado en sopesar
conceptos y posibilidades que uno jamás querría tener que considerar vinculados
a un familiar tan importante, y la atmosfera general de preocupación y
exaltación en mi casa me ha afectado, sin mencionar las preocupaciones
personales que tengo sobre el estado de salud de mi papá.
Todo lo anterior lo hemos estado
peleando con la frente bien en alto y las fuerzas al máximo, pero como seres humanos,
estamos todos agotados; yo estoy
agotada, especialmente después de pelear durante tanto tiempo con el demonio
gigantesco que ha sido mi carrera y los demonios más pequeños que me han
atormentado todo el camino. También me operaron a mí, y aunque ya estoy
completamente recuperada, también fue un proceso físicamente difícil que espero
poder detallar pronto en una pequeña entrada que tengo ganas de escribir
reseñando la operación.
Observo mi habitación,
asquerosamente desordenada (veo un calzón tirado en el suelo, mis zapatillas,
mis pantuflas, ropa, el suelo sin aspirar, la cama desarmada) y solo me
recuerda la cantidad absurda de cosas que tengo que hacer: además de ordenar
todo lo recién mencionado, este fin de semana me espera avanzar en un trabajo
para la U, la tesis, preparar la clase que me supervisarán en la práctica y
avanzar en tipear algunos documentos para la U. También tengo hambre, tengo que
prepararme algo para almorzar. También tengo que envolver el regalo para mi
mamá. También tengo que vaciar mi celular porque se le está acabando la
memoria. También tengo que limpiar el baño de mis gatos.
Habiendo desahogado la mayor
parte de las cosas que actualmente me tienen algo (bastante) cansada, podría
retirarme inmediatamente ligeramente cabizbaja a hacer todo lo que tengo que
hacer, pero me niego a terminar este post habiendo contado sólo cosas
“negativas” considerando que también han ocurrido cosas positivas. Dicho lo
anterior, procedo a animar un poco este post contando algunas de las cosas bacanes que también han ocurrido últimamente:
Aunque he tenido muy poco tiempo,
me alegra notar que igual he podido
hacerme espacio para estar con mis amigos. Hace algunos meses comencé a
organizarme bien, y aunque a veces me siento como una vieja culiá teniendo que anotar todo y “revisar mi agenda” (léase
en tono de señora cuica) cuando quiero juntarme con alguien, ha sido una ayuda
importante a la hora de organizar juntas y salidas con antelación considerando
que últimamente, por la falta de tiempo, se me ha hecho difícil improvisar
salidas del tipo “¿Oye Cata dónde estás? Ando cerca, juntémonos a tomarnos un
helado”.
quién me contestó el tweet que le mandé con la foto AAA) que cuando escuché por primera vez, me cambió la vida. Y en tercer lugar, la frase por sí sola es un imperativo que necesito recordar de por vida. Por supuesto, si nos ponemos un poco específicos, el concepto de “good” art (“buen” arte) es completamente discutible, pero para tatuarme la frase no me sumergí en debates filosóficos sobre el arte y me quedé con su mensaje práctico y genuino en mi condición de humana.
En lo que respecta a cosas
positivas igual de importantes que las anteriores pero más breves de contar:
estoy repleta de ideas, de ánimos para trabajar en proyectos personales y de ganas de
hacer muchas cosas. El lunes vendrá a Santiago una amiga que quiero muchísimo y que por fin podré abrazarla en vivo. Estoy terminándome “Coronación” de José Donoso, libro del
cuál, por supuesto – como siempre – escribiré una reseña apenas lo termine. Vienen en camino “Gone With The
Wind” de Margaret Mitchell y la segunda parte de The Hitchhiker’s Guide To The
Galaxy “The Restaurant At The End Of The Universe” de Douglas Adams.
También he estado trabajando bastante,
ganándome bien mis porotos, por lo que espero pronto poder comprarme todos los libros que necesito leer con urgencia
entre los que se encuentran: "Alexis" de Marguerite Yourcenar, "To Kill A Mockingbird" de Harper Lee y "Make Something Up", el nuevo libro de cuentos de Chuck Palahniuk. Con el mismo dinero, pretendo poder
también hacerme pronto un cariñito y comprarme ropa y algunas cositas para
sentirme más bonita, además de terminar de armar mi longboard. Y para
finalizar: HE PODIDO VOLVER A COMER DIOS MÍO QUÉ MARAVILLA GRACIAS DIOS ALÁ
BUDA, ALELUYA HERMANO; después de 10 días viviendo a base de sopitas frías y
papillas, no tienen idea lo maravillosas que se sintieron las primeras papas
fritas o los primeros sanguchitos que pude comer sin sentir dolor.
Hoy, por fin, pude dormir harto.
Me siento descansada, y habiendo escrito esta entrada, también con muchísimas
más energías para enfrentarme a todo lo que me espera este fin de semana. Es
increíble y maravilloso lo terapéutico que siempre se me hace escribir, y lo
mucho que me gusta escribir especialmente para este blog. Me despido
deseándoles que tengan un buen fin de semana, mandándoles ánimos en caso de que
los necesiten, y como siempre agradeciéndoles por sus comentarios y sus
mensajes de cariño y ánimos a través de todas mis redes sociales.
Espero volver pronto con más
cosas que contar. Gracias por leer. Los tkm.
No hay comentarios:
Publicar un comentario