Hoy no vengo a contar nada relevante ni nada literario, e incluso quizá
nada interesante. Hoy vengo a compartir una de las muchas reflexiones que
generalmente me rondan por la cabeza y que hoy se me ocurrió plasmar de forma
escrita.
Siempre me ha llamado poderosamente la atención el fenómeno de la percepción. ¿Se han dado cuenta que el percibir es un proceso
sumamente íntimo y personal y que está condicionado a lo que somos, a lo que
hemos experimentado, vivido, a como hemos sido criados, a lo que consideramos
correcto, incorrecto, y un largo etcétera personal? La percepción está en todo,
supongo. Todas éstas son cosas que pienso como persona natural, jamás he leído
al respecto, aunque me gustaría mucho (si alguien tiene textos para
recomendarme al respecto se agradecerán).
Pero hoy me quedé reflexionando especialmente de la percepción que tenemos de nosotros mismos, al asumir
tajantemente el hecho de que nosotros nos percibimos de forma distinta a como
nos percibe el resto. Me parece que todos lo sabemos ¿pero se han preguntado
alguna vez cómo sería verse como el resto del mundo lo ve a uno? Tanto física
como psicológicamente.
Independiente de que nos importe o no lo que los demás piensen de nosotros,
me parece todos trabajamos, construimos, vivimos acorde a una identidad (la
nuestra), que no es sólo lo que nosotros queremos ser sino que también lo que
queremos proyectar hacia afuera. Sin embargo, a veces descubrimos con sorpresa
que lo que creíamos proyectar no era tal, que lo que creíamos ser hacia afuera
no es lo que las demás personas están percibiendo. Todo esto trae consecuencias
tanto positivas como negativas.
Siempre me ha llamado la atención el concepto de la percepción, y por lo
mismo siempre he intentado mantenerme alerta de mi propia forma de percibir. Un
ejemplo muy cotidiano y superficial: muchas veces me ha pasado que he visto a chicas
que me parece que tienen un cutis maravilloso, hermoso, envidiable, natural. Sin
embargo, por motivos circunstanciales, a veces he podido verlas de cerca y
descubrir que sí tenían lo que socialmente se considera “imperfecciones” bajo
algunas capas de maquillaje, tan solo que a la distancia en la que uno
normalmente interactúa con las personas no se notaban. Por supuesto, para mi
ellas siguen luciendo bellas (con espinillas o sin espinillas), pero este tipo
de eventos siempre me deja pensando en la percepción que ellas tendrán de sí
mismas. Si ocultan sus “imperfecciones” con maquillaje debe ser porque ellas
también las notan y no les gustan, quizá se sienten de la misma forma que yo
sobre mi piel, quizá las insatisface profundamente. Sin embargo, para mí, como
espectadora y desconocedora de cada una de sus características: sus pieles eran
perfectas.
Otro ejemplo clásico: las fotos. Cada uno de nosotros se conoce tan bien a
sí mismo, cada falla, cada mueca, cada espinilla, cada rollito, que cada vez
que nos vemos en una foto tenemos algo que criticarnos. Pero cuando nosotros
contemplamos las fotos de los demás, en general nos parece que las demás
personas lucen bien, independiente de si se visten bien o mal, nos parezcan
guapos o feos, sus rostros en las fotos calzan y son armónicos respecto a los
rostros que estamos acostumbrados a ver en la vida real. ¿Se han preguntado el
cómo sería poder verse en una foto como los demás nos ven, sin notar cada
imperfección que nosotros conocemos de nosotros mismos? Quizá ni nos
reconoceríamos.
Habiendo reflexionado mucho al respecto de la percepción, he podido tomarme
con más ligereza algunas cosas. Si me queda mal el delineado del ojo, en
general recuerdo que nadie me mira nunca de tan cerca por lo que lo más probable
es que nadie se dé cuenta, adopto la actitud: ¯\_(ツ)_/¯ y vivo más feliz. Si me pillo un rollo
escondido en una foto pienso que lo más probable es que nadie lo note y a veces
la foto tiene tan buena recepción que yo misma me olvido del rollo. Se podría
decir que algunas de estas cosas, nimias, sin demasiada importancia original,
me han importado todavía menos después de una percepción favorable de las demás
personas. Pero hay cosas que la percepción ajena no cambia, lo que al igual que
lo anterior, trae consecuencias tanto positivas como negativas.
En general no me importa lo que las personas opinen de mí. Supongo que
todos tenemos un cachito, un talón de Aquiles que a veces nos duele en la
percepción ajena, pero en general vivo muy feliz con la percepción que tengo de
mí misma. Hay cosas que algunas personas percibirán de forma negativa en mí y a
mí me importa un pepino, y supongo que mientras uno viva feliz de ésta forma y
sin hacerle daño a nadie, es algo positivo. Sin embargo, y esto es algo que les
aseguro nos duele a todos: hay muchas cosas que por más que se perciban bien
desde el exterior, nosotros no podemos percibir de forma positiva para con
nosotros mismos.
Cuántas amigas y amigos he conocido, y ustedes también han conocido, y
todos hemos conocido, que son personas formidables, bellas por dentro y por
fuera, pero que (acorde a lo que nosotros percibimos de ellas y ellos) luchan
constantemente con la percepción negativa que tienen de sí mismos. Cuántas
veces hemos envidiado a chiquillas y chiquillos porque lucen tan bacanes, tan
inteligentes, tan atractivos, y ellos son incapaces de sentirse de semejante
forma.
¿Y nosotros? Todos tenemos algunos complejos, todos tenemos algunas dudas,
todos tenemos algunas cosas que nos molestan de nosotros mismos. Y a veces nos
preguntamos ¿por qué no podré ser de determinada forma? ¿por qué no podré
corregirme determinada falla tanto física como psicológica? No en un ánimo de
comparación con los demás, sino de sentirte contento contigo mismo. Y a veces
consideras los comentarios favorables que te han hecho: qué te ves bonita/o,
que eres inteligente, que eres entretenida/o, que eres simpática/o ¿y si fuera
verdad? ¿Por qué a veces no nos podemos creer que es verdad? ¿Cómo se sentiría
si genuinamente pudiéramos sentirnos
así, creernos el cuento? ¿Existirá alguien 100% satisfecho consigo mismo, con
la imagen (entiéndase “imagen” como el espectro tanto físico como psicológico)
que tiene para sí mismo, la que proyecta al exterior, y la que percibe en la
percepción de los demás?
En psicología creo que están esos conceptos: la imagen que uno tiene de uno
mismo, la imagen que uno intenta proyectar, y la imagen que uno cree que termina proyectando ¿y si
pudieran armonizarse todas?
No tengo respuestas. Éste no era ni un ensayo que propusiera una tesis, ni
un texto que llegara a alguna conclusión. Tan solo las reflexiones que a veces
me rondan por la cabeza.
Lo más loco de todo esto, es que lo que acabo de escribir será percibido
por ustedes, y puede que no sea percibido como realmente quería expresarlo. De
hecho, si lo analizamos de forma específica, considerando la subjetividad de
las personas y la configuración de nuestras distintas percepciones,
técnicamente nada es recibido exactamente igual a como lo emitimos. Pero no
podemos vivir eternamente atormentados por la distorsión de la percepción
individual.
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