Hace varios meses leí un artículo en el Artes y Letras de El
Mercurio, en el que se referían a la obra de Etgar Keret, el más reciente
escritor estrella de Israel. En el artículo lo calificaban de muy bueno,
totalmente recomendable, irreverente, interesante, seductor y - lo que llamó
más mi atención - un escritor que contaba con Cortázar dentro los escritores que
a su vez lo inspiraban. En cuanto leí la mención a mi escritor Latinoamericano
favorito, mis pupilas se detuvieron encantadas y supe que tenía que probar la
literatura de éste escritor con el nombre más original que jamás he leído.
El libro resultó bueno. Muy bueno. Y lo que me sedujo desde un
principio, la influencia Cortazariana, fue patente desde el primero de los
cuarenta y seis cuentos breves que contiene Missing
Kissinger (que saca lleva el título de uno de los cuentos que contiene).
Para ser una persona que actualmente sufre de mucha falta de
tiempo, pude leerlo con bastante velocidad. El formato de cuentos breves y
entretenidos lo hace absorbible en muy poco tiempo, y me pareció que las
metáforas, el surrealismo y el contenido inferible
del libro era bastante amigable, lo que también lo vuelve una obra no muy
compleja de digerir.
Si bien algunos cuentos eran poco fabulosos y completamente
olvidables al cambio de página, muchos resultaban tan fascinantes, tan tristes y
otros tan hilarantes que resultaba imposible no recordarlos al día siguiente, y que
éste sentimiento fuese la motivación para seguir tomando el libro cada día
hasta terminarlo. Dos de mis cuentos favoritos (y dos de los más tristes)
fueron "The sad story of the Anteater family" y "The Monkey's
Uncle", por si a alguien le interesa hacerse una breve introducción a
Etgar Keret con la ayuda de Google.
Si tuviese que hacerle una amigable crítica a Keret (amigable porque se instaló en mi corazón como un escritor al que le guardaré cariño), diría
que todavía tiene que trabajar en la irreverencia que muchos críticos le celebran
(comparada con la de Palahniuk, la irreverencia de Keret es la de un niño de
pecho), y en el pulido de sus cuentos en general. Si bien la mayoría eran muy
buenos, diría que a una importante cantidad les faltaba algo desarrollo, y a
otros cuantos el trascendental factor de lo inesperado que vuelve un cuento, por
lo general, un buen cuento.
Para finalizar, quisiera destacar lo interesante que fue leer
un libro de un autor Israelí.
Si bien Chile es un país con una no despreciable cantidad de
Judíos en él, he tenido muy pocas oportunidades de conocer a alguno, y ninguna
de aprender la cultura de Israel. Sé que más allá de lo religioso, no es una
cultura muy distinta a la típica occidental, sin embargo, fue interesante sumergirme
un poquito en la cotidianidad de personajes Israelíes. No es que ahora sea una
experta en cultura Israelí, pero soy sin duda menos ignorante en ella.
¿Debería usted leer
este libro? Sin duda. No le costará mucho tiempo, ni mucho esfuerzo para
disfrutarlo. Puede que no se transforme en su libro favorito, pero sin duda no
se arrepentirá de haberlo leído. Y puede que incluso quede con entusiasmo de
leer más libros de este gran escritor que, estoy segura, pronto nos llegará con
una obra que genuinamente nos dejará con la boca abierta.
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