Advertencia: el siguiente escrito contiene
spoilers.
De la forma y el por qué.
Lo cierto es que
hace bastante planeaba escribir una crítica sobre el libro, y hace bastante
venía - también - preparando la instancia, el momento en que me lo terminaría
para que todo saliese perfecto. Para que me lo terminase e inmediatamente
pudiese embarcarme en la escritura de mis impresiones.
Soy de la idea de
que todo ello que se nos viene a la mente, apenas terminamos un libro, debe
manifestarse mientras todavía está fresco. O esa emoción, esa sensación precisa, ese aderezo vital que
deja el terminarse cualquier libro se va.
En un principio,
lo que me movía a escribir mi propia crítica era básicamente (además de que me
gusta escribir críticas) hacer una contestación a la mayoría de las críticas
tradicionales que se le han hecho a éste libro. Podríamos decir que venía a
defenderlo. Sin embargo, el final me decepcionó ligeramente por lo que podría decirse que mi defensa perdió un poco
de la moción inicial.
Formalmente, en
toda obra escrita relativamente tradicional existen tres puntos fundamentales:
El comienzo, el clímax y el final. Si se quiere escribir algo bueno, debe
contemplar un buen comienzo, un buen clímax y un buen final. Si escribe un mal
clímax, el lector no agarra y la lectura se desecha. Y que si se escribe un mal
final, el lector se decepciona y conserva como último recuerdo la peor
parte.
American Psycho
es un libro que categorizaría dentro de los que tienen un buen comienzo, un
buen desarrollo, un clímax falso y un mal final.
¿Por qué clímax
falso? tendría derecho a preguntarse usted.
No es que esté
mal escrito ni que resulte forzado. Es que por un instante, al lector le da la
idea que la parte más intensa del libro se acerca, que aquí algo se nos viene,
al fin algo importante va a ocurrir y... no. Termina el capítulo y en el siguiente
vemos a los mismos ejecutivos almorzando donde siempre. Y en el siguiente
también. Y en el siguiente. Entonces es cuando el lector se percata que si algo
iba a ocurrir, ya no ocurrió.
Con sus
interminables descripciones de marcas, rutinas de belleza y críticas a los
músicos de la época; a ratos el libro podría volverse algo tedioso. Sin embargo,
a mi me atrapó y me mantuvo entretenida
hasta que comencé a sospechar en qué terminaría: en nada.
La mayoría de las
críticas que leí del libro, lo describían como la mayoría de las crítica
describen a las películas gore: Prácticamente
sin trama, ningún tipo de contenido valorable y con exageradas escenas de
violencia gratuita.
Sin embargo, y
justamente lo que inicialmente me impulsó a defender
el libro, es que al contrario de lo que dicen bastantes críticos, el libro sí contiene bastante digno de valorar.
Del contenido.
Comenzamos
American Psycho con una visión superficial de un New York glamoroso y exitoso, Wall
Street, poblado de lo que podríamos llamar ejecutivos hermosos, inteligentes,
acaudalados y de vidas tan perfectas como sus facciones. Frívolamente nos vemos
introducidos a sus agradables rutinas y una que otra pequeña molestia de cada
día (porque la gente hermosa jamás tiene grandes molestias).
Sin embargo, al
cabo de un par de páginas (eso sí con un mínimo de desglose de lo que se está
leyendo) la serie de fenómenos sociales que, al fin y al cabo, constituyen
verdaderamente la vida de éstas personas, se deja ver: vacío
existencial, pérdida de identidad
y miseria, siendo este último el
sustantivo más abundante en todo el libro: la miseria.
A lo largo de
toda la novela nos encontramos con personajes luchando desesperadamente por
distinguirse. Por ser distintos, destacarse en medio de la masa de la que, de
todos modos, no quieren apartarse ni mucho menos salir.
"Because I want
to fit in" podríamos decir que es la respuesta universal de cada
personaje del libro. Yéndole a algunos
mejor en su cometido, a otros peor.
Diría que Patrick es de los desafortunados, de a los que les va mal, y por más que genuinamente se esfuerza por ser alguien en un ambiente
en que todos son alguien, fracasa.
No importa cuán hermoso, cuán - relativamente - inteligente,
cuán interesante, cuán exitoso, cuán adinerado, cuán encantador fuera: siempre
existiría alguien con una mejor tarjeta de presentación, un mejor puesto y una
vida más llena que la de él.
Si ahondamos un poco en estos personajes aparentemente
hermosos no encontramos nada. Ni un nombre, ni una vida trascendente, ni una
identidad. Nada, tan solo un vasto e infinito vacío.
El mismo Bateman lo dicen: de morir, absolutamente nada
ocurriría. Es más, quizá incluso el mundo se volvería un mejor lugar sin él.
Aunque él no es el único: a lo largo de la novela muchas
personas mueren y nadie las extraña. Nadie se percata de su ausencia. De hecho,
como todos los ejecutivos de Wall Street se parecen (por mucho que intentan
distinguirse en vano por medio de las marcas y el costo de sus prendas), a
muchos aún después de muertos se los cree vivos. Se cree haberlos visto por
allí, caminando, entrando a algún restaurante. Ya ni siquiera sentarse a
almorzar con una persona se vuelve una garantía de existencia. Sin una
identidad, cómo saber si uno es uno o aquél que va caminando por la esquina.
El mismo Patrick asume el nombre, la esposa y la vida de
alguien más cuando se reúne con Paul Owen. No es que lo hiciese a propósito, es
que Paul Owen genuinamente creía que Patrick era esta otra persona y para
Patrick, ya sencillamente no valía la pena desgastarse en aclarar el error.
Para qué si al fin y al cabo todos podían ser cualquiera.
Posteriormente, tras la supuesta muerte de Paul Owen, muchos
declararían haberlo visto en Londres. Entonces la pregunta del lector es,
considerando la evidencia pero a la vez el deteriorado estado mental de Patrick
(a quién terminan hablándole los cajeros automáticos) ¿Mató realmente Patrick
Bateman a Paul Owen, o podría haber sido una ilusión? El Paul Owen que se dice
haber visto en Londres ¿Es realmente él o, de muerto, sigue siendo una víctima
más de la inexistencia de identidad en la homogeneidad yuppie?
También nos encontramos, en la medida que avanzan las
páginas, con un grupo de seres completamente alienados, enfermos. Tan enfermos
como el mismo Patrick y los retorcidos asesinatos que se transforman en una
parte más de su rutina, tal y como ir a devolver cintas de video.
El término alienado es un término tan usado y basureado por
los que se creen el cuento como "círculo vicioso", sin embargo, no
existen muchos más para describir a éstos ejecutivos perdidos en sus mundos
casi patológicamente.
Hay una parte fascinante en la que Bateman comienza a soltar
declaraciones psicopáticas en medio de eventos cotidianos, para probar a sus
interlocutores. Sin embargo éstos no lo
escuchan, no lo oyen, se hallan completamente sordos a algo que no salga de ellos
mismos. De lo que sea demasiado ajeno a sus mundos.
La única personaje que tiene una reacción relativamente
cuerda a las tendencias demenciales de Patrick, es una ex novia de la
universidad con la que Bateman se encuentra y la que, estoy segura, es la única
mujer que ha amado en su vida.
Posteriormente, igual la asesina al enterarse de que tiene a
un nuevo hombre y pretende tener hijos. Pero este evento, este encuentro, marca
un pequeño hito en el libro: en primer lugar, nos muestra quizá a la persona
más sana del libro después de la secretaria de Bateman, luego presenciamos el
primer asesinato con una violencia "considerable" y, por primera vez,
queda patente lo miserable que es
realmente Patrick.
"I just want to be loved".
Podría decir muchas más cosas, destacar muchos más eventos:
como el que el único que podría llamar "amigo" de Bateman se
encuentra ausente casi toda la novela. Como que, más allá de la carcasa
interesante y la psicopatía, Bateman no era más que un hombre básico y excesivamente
corriente. O como que finalmente parece ser Jean, la secretaria (cliché), la
única en amarlo: la única que parece dar indicios de sanar a Bateman. Pero creo
que ya he dicho suficiente.
Para terminar,
quisiera hacer una breve observación a la violencia del libro: no es para
tanto.
El escándalo que
rodea al libro, diría, es básicamente por la época en que fue publicado. Si
bien no fue hace mucho (en los 90), la facultad de estremecimiento entre las
personas de aquél entonces respecto a las de hoy, ha variado bastante.
Efectivamente,
sí, es violento, a ratos pornográfico y particularmente sangriento al final.
Gente demasiado delicada para estos
asuntos podría sentirse ligeramente
asqueada u ofendida, pero lo que es yo, una persona con una tolerancia al gore
relativamente promedio, no me causó ni el más mínimo estremecimiento, ni la más
mínima pesadilla, ni la más mínima náusea.
¿Debería usted
leer este libro? Siempre es bueno leer libros, pero no necesita leer éste con
demasiada urgencia. Si lo lee se entretendrá, pero cuando llegue al final existe la posibilidad de que quede ligeramente descontento.
¿Se parece a la
película? Lo cierto es que todavía no la veo, quería leer el libro antes. Sin
embargo, respecto a indagaciones que he hecho entre cercanos que sí han visto
la película, parece que igualmente se cambiaron hartas cosas.
Muchas gracias
por leer.
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